La agrupación peruana de salsa dura Sabor y Control presenta uno de sus proyectos sociales más interesantes: “Salsa en la cárcel”, una incursión en los centros penitenciarios del país que tiene como objetivo el desarrollo personal de los presos más jóvenes a través de la música.
Esta no es la primera vez que la orquesta demuestra su sensibilidad social. La primera experiencia fue con “Salsa a la calle”, un proyecto que sigue funcionando hasta la actualidad y que consiste en integrar a los barrios a través de la música.
“Lo que buscamos con esta iniciativa es llevar música, entretenimiento y cultura a la gente que está recluida. El único objetivo que tenemos es de colaborar con la reinserción de estas personas a la sociedad”, comenta Bruno Macher, vocalista de la banda.
El proyecto tiene dos etapas: el 26 y 28 de junio se dictarán talleres de música a las orquestas formadas en las cárceles y que tocarán junto a Sabor y control el día de la clausura, el 10 de julio. Los penales que participan en esta primera vez son Lurigancho y Sarita Colonia.